Hace unas semanas, muchas, hablábamos en el blog de que elegir a la empresa que te iba a gestionar la web debía ser alguien serio, solvente, con experiencia… al final tu negocio va a estar «en sus manos». Y además, con la situación actual donde la web está cobrando tanto protagonismo por culpa de la pandemia, es especialmente importante tener un servicio de calidad y en el que puedas confiar.
Y este artículo no vamos a hablar de lo buenos y maravillosos que somos nosotros. Ni de los malos que son los demás. Porque como en botica, hay de todo. Pero sí vamos a hablar de unos pocos piratas… Unos pocos que manchan la imagen de todo el sector. De los buenos, de los malos y de los regulares.
Hablamos de cosas diferentes. Puedes ser «malo», puedes tener un servicio tan nefasto como el de la empresa esta que se anunciaba tanto en la tele para hacerte tu web en 3 clics. Que te venden un hosting al peso y puedes comprar mil Gbs y te salga a devolver en la factura. Son malos, pero su servicio es el que es y lo hacen lo «mejor que pueden/quieren». Pero no te roban. Sabes que estás contratando un servicio malo y lento. Como si vas al todo a 100 a comprar porcelana china. Sabes lo que hay.
Hoy quiero hablaros de otros, de los piratas. De esos que te prometen oro y lo que te entregan no es ni de color dorado. De empresas que tienen excusas para todo. Que te venden ser una mega-estructura empresarial, que ríete del programa de la tele, pero que cuando hablan no saben si son una persona, tres o trescientas. Que dejan facturas sin pagar a freelancers que han trabajado para ellos. Que te cobran por una plantilla que es gratuita. Que te re-venden un hosting comprado en 1&1 multiplicando su precio por 50.
¿Y cómo distinguimos unas de otras?
Ojalá la respuesta a eso fuese fácil. Nosotros, como casi cualquier otra empresa, hemos caído en las garras de estos piratas en el pasado. Porque no llevan la calavera y las tibias como el logo de su empresa. Porque por fuera parece un barco más, incluso diría que bonito. Y cuando subes la copa de champán que te ofrecen, sin ser maravillosa, tampoco está tan mal. Porque nadie entra en un sitio pensando que le van a robar a mano armada pasados los minutos reglamentarios.
Pero sí que hay una cosa que podemos hacer y es bastante sencilla. Buscar referencias sobre esa empresa: Twitter, facebook, Google, etc. Buscar las menciones a esa empresa es sencillo, no sólo mirar su perfil, sino la gente que la menciona sin la interacción del pirata. Ahí es fácil encontrar: quejas de clientes insatisfechos, reputación, si deben dinero, etc.
Como os comentaba antes nosotros hemos sufrido en nuestras carnes el engaño y sobretodo nos hemos encontrado con clientes «desesperados» por que les están haciendo el trilero y no encuentran la bolita ni levantando los tres cubos.
¿Y de los intrusos?
Gran problema al que nos enfrentamos las empresas. Siempre, siempre, siempre son más baratos. ¿Cómo no? Muchas empresas creen que si te lo hacen más barato será mejor. «Total, mi web no necesita grandes cosas». Lo he escuchado cientos de veces. Pero… siempre hay un pero. Los más habituales:
– Hay cosas elementales que no funcionan.
– Si hay un problema te toca reclamar al maestro armero.
– Te contrata servicios baratos para maximizar beneficios (un hosting que va a pedales siempre es una buena solución para ganar algo de dinero) y que luego no funcionan bien.
– Utilizan themes o plugins piratas. Muchas veces con virus, pero ¿acaso lo sabe o le importa al desarrollador?
– Virus, virus everywhere…
Y sinceramente podríamos seguir. Mucho tiempo. Porque las «ventajas» de alguien en B, sin experiencia, responsabilidad… son muchas y muy variadas.
Con esto no queremos deciros que sólo podéis confiar en nosotros, que también ;), lo que queremos es que os preocupéis de a quién contratáis qué y cómo. Porque nosotros podemos arreglarlo, casi siempre, pero no nos gusta tener que hacerlo…
